«Cuando Topito se despierta… ¡se acaba la calma! Arriba y abajo, lo toca todo. Se distrae. Pierde las cosas. No para quieto ni un segundo. Le dicen que es: inquieto, hiperactivo, nervioso, pesado, impulsivo… Sus padres están preocupados. Sus profes, desesperados. Y ahora, además, tiene que presentar un trabajo de fin de curso. Topito comienza una terapia de exploración de sus gustos y orientación de su energía».